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Joel Calero: “Si uno mismo financiara estas películas, no generarían un carajo de ganancia”

El cineasta peruano habló de los procesos para realizar su más reciente y aclamado film, La última tarde, el cual duró seis semanas en los cines comerciales.

Publicado: 2017-07-23

Gianmarco Linares H. 

La cinta peruana fue estrenada el 27 de abril. No obstante, la película que se encargó de hacer merecedores a sus dos protagonistas, Lucho Cáceres y Katerina D'onofrio, con el primer lugar en la categoría de actuación en festivales nacionales y le valió al director huancaíno un galardón en el Festival de Cine de Guadalajara, perduró seis semanas en las carteleras de nuestros cines. Dicho filme, cuyo presupuesto ascendió a los 300 mil dólares y que junta la historia sentimental de una pareja con la militancia de izquierda que desató nuestro conflicto armado, contó con apoyo estatal tras ganar el concurso La Dirección del Audiovisual, la Fonografía y los Nuevos Medios (DAFO), organismo perteneciente al Ministerio de Cultura y de otros organismos promotores de cultura. Conversamos con el director y docente de la carrera de Comunicación Audiovisual sobre el proceso que tuvo que llevar a cabo para realizar dicha producción.


Llevar tu idea al cine te ha costado seis años. ¿Cómo ha sido el proceso de financiamiento de tu película y el rol del DAFO?
Las películas peruanas y la mía, en particular, se financian, primero, con el Ministerio de Cultura (MC). Todas las películas necesitan un apoyo estatal. En mi caso fue DAFO del MC. Inmediatamente después, Ibermedia y, finalmente, una pequeña ayuda de PromPerú. 
¿Hubo complicaciones para financiar una película que toque el tema de la ideología de la extrema izquierda y la guerra interna?
No. Ninguna. 
¿Cómo tomaste que tu película haya durado seis semanas en cartelera?
Fantástico. Es una película que, por su perfil, la gente estimaba unos 15 mil espectadores y acabó siendo 38 mil. Estoy contento porque eso responde, además, un trabajo propio, personal y que asumí muy consciente. 
¿A qué crees que se debió su permanencia?
Se debió a que hubo una corriente de opinión muy favorable generada por muchos líderes de opinión, ya que escribían sobre la película. A ellos, los convocamos para que la vean, escriban acerca de y alimenten esta corriente de opinión. 
¿Se trató de una especie de estrategia?
Absolutamente. Completamente una estrategia deliberada. Provocada y generada por mí.
¿Hubo ganancia?
Primero, si uno mismo financiara estas películas, no generaría un carajo de ganancia. Y sí, por su puesto. Teniendo en cuenta que en mi primera película trabajé siete años y quedé con una deuda de 15 mil dólares, pues en esta, seguramente tendré algún beneficio. Todavía no lo he visto porque no me pagan, pero seguramente existe alguno.   
En una entrevista en lamula.pe decías que a ti te gusta el cine de afecto, pero al mismo tiempo buscabas plasmar algo de realidad. ¿Pudiste trenzar ambos aspectos en la película?
Sí. A mí me gusta el cine de afecto, de vínculos, de parejas, de relaciones; pero, obviamente, este siempre está atravesado por otros temas. En mi primera película, por ejemplo, estaba atravesado por el tema de la celotipia: vínculos y afectos, pero con un celoso de mierda de por medio. Siempre tiene que ver con algún tema que le da complejidad y resonancia. 
También decías que tu trabajo, en esta película, es totalmente apolítico.
Yo tengo una tendencia política, si quieres. Pero creo que, naturalmente, es una película que tiene una posición política. Es muy clara y no hay ningún problema de anunciarlo. Yo siento que este país ha demonizado a los terroristas que son, por supuesto, delincuentes y asesinos, pero en este país son más que eso. Parecen la encarnación del mal. Y esa fue una estrategia alentada por el fujimorismo, quienes son la peor lacra y desgracia que le puede haber ocurrido a este país.   
En otra entrevista rescatabas como uno de tus propósitos la confrontación emocional entre los protagonistas a quienes dieron vida Lucho Cáceres y Katerina D'onofrio ¿Te fue difícil plasmar estas tensiones emocionales en el lenguaje audiovisual?
El cine es eso. El cine es plasmar los conflictos y ¿Cómo los plasmas? Con rigor y trabajo. Depende del trabajo. Yo soy un obseso del trabajo. 
¿Hubo más empatía que conflictos con tu equipo de trabajo?
En general hubo mucha empatía. Siempre hay conflictos y son permanentes. El cine es conflicto. Me he peleado con mi directora de arte, mi director de fotografía, con mi sonidista y hasta con mis actores. Eso es parte de la dinámica del trabajo. 
Dejaste que Lucho y Katherina estilicen el guion. ¿Crees que esto, por un lado, pueda ser perder la esencia de la idea original?
No fue que estilicen. Fue que ellos pongan sus frases, concretamente. Mis ideas dichas a través de sus bocas. La única manera de lograr verosimilitud. Cambiarlo y construirlo juntos. Y no. En lo más mínimo. No es perder la esencia. 
¿Se trata de retroalimentarse entonces?
Por supuesto. Claro que sí. 
Podemos ver un vínculo de confianza en el caso tuyo y de Lucho. Ambos están involucrados en un proyecto futuro.
Somos amigos íntimos. Es mi gran amigo íntimo. Ha protagonizado mis dos películas. En este trabajo somos co-guionistas y ambos la estamos produciendo. Es un proyecto más comercial. Una comedia que se llamará Solteros Inmaduros y que no sé si vayamos a viabilizar. Estamos en eso.
¿Crees que, a raíz del éxito de La última tarde, tu financiamiento seguirá siendo difícil o te ves un poco mejor posicionado?
Seguirá igual de difícil. Tal vez si hay un cierto prestigio, pero en general seguirá igual de complejo. Otros cinco o seis años en los que hay que abrigar fuerte.
¿El cine de autor es utópico en el Perú?
No. De hecho mi película existe. ¿Por qué tendría que ser utópico? Lo que pasa es que tiene unas dimensiones distintas, o sea, es un cine que sabes que te va a tomar tiempo y que sabes que no llegará a un cierto público, pero, de utópico, no tiene nada. Tú sabes y eliges lo que quieres hacer. Necesitas cinco o seis años. Mira al director de Rosa Chumbe, diez años.
En un conversatorio realizado en la Universidad de Lima dijiste que el cine nacional carecía de industria. ¿Sigues pensando así?
Bueno, eso era cierto hasta antes de Tondero, pero con este hemos pasado a la industria en el sentido de que hay alguien que está produciendo dos o tres películas por año. Si hay, ahora, una cierta incipiente industria.
¿En el Perú se puede vivir del cine?
No. Ni hablar. No en este momento; no hay manera. Tal vez, los que hacen cine comercial. No lo sé. Lo quiero probar.

Escrito por

Gianmarco Linares Hernández

-1995 -Estudiante de Periodismo -Haselism contacto: gianmarcolinaresh@gmail.com


Publicado en

Recopilación de Arte Social e Independiente

Busco recopilar todo tipo de arte social con el que me cruce, sea el tipo que sea, teniendo siempre una responsabilidad social